En días recientes, se ha revelado que varias marcas de lujo producen una parte importante de sus artículos en fábricas chinas a costos sorprendentemente bajos. Esta información, lejos de ser un simple dato logístico, ha tenido un impacto real en los mercados: algunas acciones de estas marcas han caído tras la noticia.



Marcas como Louis Vuitton y Hermes fueron expuestas en videos filtrados por parte de china en donde muestran el verdadero valor por las que hacen bolsos y otros accesorios, incluso tenis como los de Nike pueden en realidad a llegar a costar tan solo 10 USD por unidad en producción en masa, sus acciones ya se han visto afectadas.
¿Por qué? Porque se expone algo clave: gran parte del valor de estas marcas no está en el producto, sino en la percepción. El «hecho a mano en Europa» pierde peso cuando se descubre que el origen real es mucho más industrial… y mucho más barato.
Un golpe directo a la narrativa del lujo tradicional, y una llamada de atención para inversionistas y consumidores: ¿estamos pagando por calidad, o por historia?